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martes, 7 de febrero de 2012

A RITMO DE JOTA EN HUESCA

Este domingo día 12 de febrero, a las 18.30 horas, se estrena en el Palacio de Congresos de Huesca "La jota del siglo XXI". Músicos y joteros de destacada trayectoria acompañarán a Roberto Ciria en este nuevo espectáculo.



De entre los grandes cantadores surgidos en los últimos años va a ser sin duda Roberto Ciria uno de los llamados a tener un protagonismo más especial: por sus portentosas cualidades, que le llevaron a ganar el Premio Ordinario del Certamen Oficial en 2005 y el Premio Extraordinario al año siguiente, por su rigor en el estudio y la interpretación de las tonadas, por su enorme vocación y dedicación a la jota aragonesa y porque, desde su puesto de profesor de la Escuela Municipal de Folklore y Música de Huesca, va a tener ocasión de crear escuela, formar discípulos y velar por la defensa y difusión de la jota en el Alto Aragón.

Roberto Ciria Castán nació en Huesca en 1975 y comenzó a bailar la jota con cuatro años asistiendo a las clases que Antonio Cabestre impartía en el grupo “A tierra nuestra”. Dos años más tarde ya estaba en la Escuela Municipal de Folklore y Música de Huesca como alumno del gran bailador Carlos Vidal, que lo integraría en la Asociación Folklórica “Estirpe de Aragonia”, y ya por entonces comenzó a recibir clases de canto nada más y nada menos que de la mítica cantadora Camila Gracia. Ganó de niño premios importantes, como los de Fraga, Villanueva de Sigena y Huesca y, tras el cambio de voz, ya en categoría de adultos, volvió a ganar grandes premios como el “Ciudad de Barbastro”, el de la “Peña El Cachirulo de Zaragoza”, el “Ciudad de Huesca” o el “Villa de Pedrola”. Luego llegarían sus dos triunfos más importantes, esos que le harán pasar para siempre a la historia de la jota aragonesa: el Ordinario y el Extraordinario del Certamen que organiza el Ayuntamiento de Zaragoza con motivo de las Fiestas del Pilar, por lo que se convirtió en el Campeón de Aragón del año 2006. Ha participado además en los más importantes festivales, galas y homenajes organizados en los últimos años: en los festivales folklóricos de Navidad que se celebran en el Auditorio de Zaragoza, en el homenaje a José Oto en 2006 con motivo del centenario de su nacimiento, en el homenaje a Cecilio Navarro en enero de 2008, en la Gran Gala de la Jota en la Expo 2008, en el espectáculo de Miguel Ángel Berna “Berna se escribe con jota”, en el musical “Xotares” celebrado este mismo año en el Teatro Principal… En 2007 publicó su primer disco: Raíces de antepasados, que tuvo una gran acogida y a partir del cual Ciria diseñó un espectáculo-recital del mismo nombre que ha llevado por distintas localidades aragonesas. En la actualidad, además de impartir sus clases en Huesca, es también profesor en Fañanás, Almudévar y en la rondalla de Igriés-Loporzano, sigue bailando y cantando con “Estirpe de Aragonia” y colabora con el grupo “Raíces de Aragón”.

Todo esto nos puede dar una idea aproximada del mucho trabajo desarrollado por Roberto Ciria en estos años. Pero Ciria es mucho más: es el ejemplo a seguir por muchos jóvenes cantadores, que pueden ver en él el esfuerzo denodado por aprender cada día más, por ser cada vez mejor y más profesional, por cantar con exquisita pureza no exenta de aportaciones personales. Es un ejemplo para todos de formación, de preparación y de dedicación apasionada a la jota, pues habrá muy pocos profesionales que sean a la vez, como en el caso de Ciria, cantadores, bailadores, tañedores y profesores de una gran escuela, nada menos que la de la segunda ciudad de Aragón.

Además de todo eso, Roberto Ciria es un tipo sencillo y humilde, nada pagado de sí mismo, que conoce bien que, como a todos, le queda más por aprender de lo que ya sabe, un aragonés de cuerpo entero que ha decidido dedicar su vida a algo tan hermoso, delicado y romántico como es el canto de la jota aragonesa. Va a tener que luchar con los afanes uniformadores de tantos, con las tendencias globalizadoras de una sociedad en la que apenas queda espacio para lo local, con los expendedores de carnés de modernidad para los que un cantador de jotas debería ser el último en recoger su acreditación. Pero no saben con quién se la juegan. Ya lo decía Ramón y Cajal: cuando un aragonés se decide a tener paciencia, que le echen alemanes. Pues eso.

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