Las Fallas de los Pirineos, patrimonio de la Humanidad
La UNESCO ha anunciado la inscripción de esta singular tradición, que celebra el solsticio de verano y se mantiene viva en varios municipios
Las fallas del Pirineo han sido declaradas por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta manifestación cultural es única del Pirineo y se mantiene en localidades de Francia, Andorra y España, donde sigue celebrándose en pueblos aragoneses y catalanes. En concreto en Aragón sólo la mantienen las localidades de Aneto, Bonansa, Castanesa, Laspaúles, Montanuy, Sahún, Suils, Villarrué y San Juan de Plan.
La UNESCO anunció este martes por la tarde su veredicto favorable a la inscripción de las fallas de los Pirineos en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Se trata de una noticia muy esperada en el territorio, que presentó una candidatura transfronteriza que une patrimonio cultural y natural.
Las fallas del Pirineo es una tradición festiva que se celebra en varios lugares de las comarcas de los Pirineos. Son Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad según la Unesco.
Una falla es un tronco o tea encendida, un sinónimo de antorcha. Se trata de un tipo de marcha por el bosque en la que los falleros, jóvenes solteros, desde lugares altos del territorio, marchan con grandes troncos encendidos, es anterior a la práctica de las hogueras y es común en diferentes poblaciones de los Pirineos.2 Actualmente no obstante, las fallas acaban en una hoguera en medio del pueblo y este es precisamente el sentido que ha dado nombre a las fallas de Valencia.3
Están documentadas desde el siglo XI.
Se celebran alrededor del solsticio de verano, que coincide más o menos con la fiesta de San Juan (24 de junio).
¿En qué consisten las ‘fallas’ pirenaicas?
Las fiestas de los diferentes pueblos tienen la misma estructura: se celebra alrededor de San Juan o el mismo día de la verbena y el fuego es el gran protagonista de la celebración. A partir de ahí cada pueblo tiene su variedad. Por ejemplo en Isil (Pallars Sobirà), donde están declaradas Fiesta Cultural de Interés Nacional, se enciende un tronco de árbol de unos 15 metros (Falla Mayor) en medio de la hoguera, que sirve de señal indicador para que los jóvenes participantes comiencen a bajar de la montaña cargando con su falla encendida y apoyada en el cuello. Desde la plaza del pueblo la hilera de fallas encendidas que los fallaires dibujan en la ladera parece una serpiente de fuego que se mueve en zigzag montaña abajo. Para agradecer el esfuerzo de los fallaires el pueblo ofrece música, coca, vino y danzas tradicionales en torno a la hoguera. Las bajadas de fallas de Alins (Pallars Sobirà) y la Pobla de Segur (Pallars Jussà) son similares.
Les (Val d’Aran) celebra la quema del Eth Haro (tronco encendido en medio de la plaza). Los jóvenes bailan danzas tradicionales alrededor del Haro hasta que éste cae, consumido por la hoguera. Hacen girar a su alrededor cáscaras de abedul encendidas y atadas con alambre, que crean círculos de fuego visualmente muy atractivos. En Andorra la Vella las fallas son bolas muy ligeras y se hacen girar. En la Alta Ribagorça hay muchos pueblos que celebran fallas pero no las “bajan” como en el Pallars sino que las “corren”. Los jóvenes al llegar al pueblo con las fallas encendidas empiezan a correr por las calles hasta llegar a la hoguera de la plaza mayor.
En la candidatura presentada ante la Unesco, se recogían 63 localidades del Pirineo en las que se celebra esta tradición: 34 francesas, 3 andorranas y 26 españolas (17 catalanas y 9 aragonesas).
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