Nació y vivió en la diputación de Zarzalico (Lorca, Murcia, España), lugar agrario enclavado en pleno territorio de transición entre Murcia y Almería (Andalucía), de pobres recursos pero cuna de grandes músicos populares. Desde muy niño su padre, cuadrillero, le obligaba a tocar el violín y gracias a su gran oído podía sacar en poco tiempo las músicas que escuchaba, integrando la música tradicional como un sistema de aprendizaje vital, en tiempos, todavía, en que ésta formaba parte intrínseca del devenir social de su tierra.
De joven ya tuvo contacto con otro extraordinario e innovador violinista popular, Juan Gázquez Romera, "El Carujo", que fue en parte su maestro y compañero de mil músicas echadas aquí y allá, y participó frecuentemente en los bailes particulares y de rifa, tan populares en los cortijos del terreno diseminado de su tierra, en la época en los que no había televisión, ni radio apenas. Y cuando estos bailes se acabaron por las emigraciones (que dejaron los cortijos deshabitados, excepto algunos como el del propio Torrente), también formó parte de la escogida selección de músicos que, adaptándose a los cambios sociales, mantuvieron la música tradicional en los bailes de parrandas que se refugiaron y crecieron en los bares de los linderos entre Murcia y Almería, especialmente como compañero de un señalado guitarrista, José María Lasso Pérez, "el Cojo de Henares", otro amigo y cómplice en la creación común, según confesó éste, de nuevos modos y variaciones en las músicas que tocaban.
Pepe Torrente formó parte de una gran generación de músicos tradicionales que compuso durante tres décadas la afamada cuadrilla de Henares (a muchos de ellos los podemos ver en vídeos de este Canal Memorias de la Tradición), con la que realizó varias grabaciones, aunque tuvo apartados tristes y descuidados en su vida privada y una muerte temprana, como otros soberbios músicos populares, tal que "Juan el Barbas" de Aledo y su mismo amigo Juan "el Carujo".
Además, tuvo una faceta de inventor poco reconocida, ideando, por ejemplo, motores de viento o molinetas entre otros artilugios.
El gran mérito de Pepe Torrente, como el de los más capaces de su generación, fue no sólo el haber recibido y propagado la herencia musical de sus mayores, sino también haber sabido leer esos lenguajes de manera natural y haber acrecentado ese legado, mejorándolo con la innovación, con influencias diversas, para intentar sacarle “todo su jugo” (en sus propias palabras), lo que le llevó a crear una escuela espontánea, con gente tan destacable como Pedro Cabrera Puche, que a su vez transmite esos estilos y modismos al violín tan peculiares a sus propios seguidores. Esas músicas, que han subsistido por azares del destino y que son vitales en sí mismas por no estar fijadas con un canon inmutable y ser vividas intensamente por propia sociedad cercana en la que están insertas, son, sin embargo, insuficientemente conocidas y valoradas, casi semiocultas, por estar alejadas de los folclores estereotipados de oropel, teatro y relumbrón, que son los que suelen recibir la difusión, los premios y los reconocimientos oficiales.
No obstante, más modestamente, el ejemplo de Pepe Torrente (y otros como él), va dejando poso, su huella en la memoria colectiva de los que lo conocieron, y de los que, aún sin saberlo, siguen esa memoria viva, que deja registro por generaciones y que luego se limitarán a reproducir otros que, probablemente, no conocerán que hubo un eslabón, clave en la cadena de la música de tradición oral que llegó hasta ellos, que se llamó Pepe Torrente.
Manuel Luna Samperio le dedicó a Pepe Torrente un verso en su tema, tocado por parrandas peretas, “Al Oriente me fui”, del disco ”Por parrandas” (2010):
Estas son las parrandas,
dice la gente,
las que toca en el baile
Pepe Torrente.
Y el libro de Joaquín Gris Martínez, “Auroros y Animeros de la Región de Murcia. Tesoros vivos de la Humanidad”, (2007), pp. 276-282, retrató su semblanza vital y musical.
Como homenaje a él y otros componentes desaparecidos de la cuadrilla de Henares, traemos al Canal Memorias de la Tradición unas parrandas sevillanas sordas (variedad de seguidillas que no se cantan) que tocaron en la fiesta de Henares el domingo 2 de enero de 1994. Junto a Pepe (con bigote tocando el violín), están Juan "el Carujo" al violín, "El Cojo de Henares" a la guitarra, Emilio Gea Torrente, al laúd y Juan Gázquez a la guitarra.
Vídeo y texto: Manolo Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario