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lunes, 9 de agosto de 2010

SOBRE ANTONIO FERRAZ BURGUETE

Dijo la bailarina exótica Mata Hari (también mítica espía) que "La danza es un poema en el que cada movimiento es una palabra". Yo coincido plenamente en su pensamiento, y ese mismo poema con palabras las recita cada vez que actúa sobre un escenario el bailador del Grupo de Nuestra Señora de la Alegría de Monzón Antonio Ferraz Burguete, nacido para la música y la danza; para la música con formación como violinista en la Orquesta Sinfónica de Monzón (Osmo) y Organista en la Catedral de Santa María, y una de las voces de la Coral Montisonense; en la danza como componente del grupo de baile del mencionado Grupo y Rondalla de La Alegría desde 1993.


Inquieto y siempre apasionado por sus dedicaciones artísticas-culturales, Antonio dice sentirse "orgulloso de ser aragonés y poder mostrar a las gentes estos bailes nuestros regionales". Y dice bien lo de mostrar nuestros bailes pues no hay Comunidad Autonómica española a la que no haya viajado con el resto de sus compañeros; únicamente le faltan por visitar, según él, "dos o tres capitales".

Sus sentimientos por la realidad cultural de la tierra despertaron en el Colegio de Santa Ana, cuando pasaba por los 8 años. Viendo a sus hermanas mayores, María y Bárbara, aprendiendo la Jota con el ya desaparecido Lauro Orea, "me gustaba verlos y me animé. Lo que empezó como actividad extra escolar me enamoró y atrajo por ser el baile tradicional de Aragón. Además, en mi familia no hay antecedentes de cantadores, tocadores o bailadores".

Su formación continuó, ya con crecientes sentimientos, ganas e ilusiones, bajo la tutela del profesor de la Escuela Municipal de Folclore, el barbastrense Salvador Fierro, con el que todavía continúa, y manifiesta que sólo ha tenido dos profesores, "Orea y Fierro, y alguna ocasión con Mauri".

Antonio, que está empleado en una empresa de plásticos, reconoce tener muy claro que su baile preferido es "Gigantes y Cabezudos", una obra que para él "expresa la fiesta y es alegría desbordante".

No le duelen prendas para elogiar a su "familia", la del Grupo de Nuestra Señora de la Alegría, y sobre su estilo personal es el que es, perfeccionado por Salvador Fierro aunque siempre he procurado y procurado manifestar mis movimientos y gestos lo que vivo en los adentros y quiero trasmitir. Tiene que salir del alma para que llegue a calar en los demás".

Antonio Ferraz, violinista y organista, coincide con un escritor anónimo en que "La danza es uno de los reflejos del alma".

Y uno cree que el alma artística de Antonio tiene algo de gemela con la de Patricia Español, bailarina que fue del grupo además de investigadora y recuperadora de los trajes tradicionales de Monzón y de Aragón. Así, reconoce que "me gustaba su estilo, pero todos tenemos el espíritu artístico de Salvador".

Este bailador, que enamora al público con sus danzas a las que aplica todo su ardor interior en actuaciones dentro y fuera de España y con el Grupo, afirma que "el folclore aragonés atraviesa por un buen momento de recuperación, siendo muy importante la labor que se realiza en las Escuelas de Folclore. Una labor que repercutirá intensamente a medio plazo con muy buenos resultados".

Un bailador debe tener, además de sentimientos, estilo y figura… Antonio, creo, la tiene.

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